Evolución: Teoría y evidencia
La teoría de la evolución de Charles Robert Darwin es considerada el mayor principio unificador de la biología. Si bien Darwin no fue el primero en proponer una teoría de la evolución, fue el primero que describió un mecanismo válido por el cual podría ocurrir. Su teoría difería de teorías previas en que él imaginaba a la evolución como un proceso doble, que dependía: de la existencia de variaciones heredables entre los organismos, y del proceso de selección natural por el cual algunos organismos, en virtud de sus variaciones heredables, tenían mayor número de progenie que otro.
Existen numerosas evidencias que ponen de manifiesto la existencia del proceso evolutivo. Pueden reconocerse cinco fuentes de evidencia: La observación directa, la biogeografía, el registro fósil, el estudio de las homologías y la imperfección de la adaptación.
Desde la época de Darwin, se ha acumulado una gran cantidad de nuevas evidencias en todas estas categorías, particularmente en los niveles celular, subcelular y molecular, que destacan la unidad histórica de todos los organismos vivos. Una debilidad central de la teoría de Darwin, que permaneció sin resolver durante muchos años, fue la ausencia de un mecanismo válido para explicar la herencia.
En la década de 1.930, el trabajo de muchos científicos se plasmó en la Teoría Sintética de la evolución, que combinando los principios de la genética mendeliana con la teoría darwiniana, ha proporcionado -y continúa proporcionando- el fundamento del trabajo de los biólogos en sus intentos por desentrañar los detalles de la historia de la vida.
Bibliografía:
Apuntes de clase - Facultad de Agronomía - U.B.A.
Autor: Diana Victoria Netto. Ingeniera Agrónoma. Argentina.
Editor: Ricardo Santiago Netto (Administrador de Fisicanet).