Los Escitas
Nombre dado por los escritores griegos clásicos a un grupo de tribus nómadas que ocuparon Europa central y Asia durante el siglo VIII a.C. Esta denominación define a quienes habitaron en la zona denominada Escitia, al norte del mar Negro, entre los Cárpatos y el río Don, en lo que actualmente es Moldova, Ucrania y el este de Rusia, y a todas las tribus nómadas que habitaron las estepas entre lo que actualmente es Hungría y las montañas de Turkestán.
Se cree que las tribus emigraron a estas zonas desde la región de las montañas de Altái, en la frontera con China, durante el siglo VIII a.C. No desarrollaron plenamente su estilo distintivo hasta el siglo VI a.C. Por las fuentes históricas conocemos que en el siglo VII a.C. son mencionados como aliados de Asiria contra los cimerios, que huían hacia el sur al ser destruidos sus territorios en el norte por los propios escitas.
La mención explícita de las fuentes asirias nos dice que el rey escita, Partatua se casó con una princesa asiria en el 674 a.C. y desde entonces las dos naciones permanecieron como aliadas. Aliados a los asirios, los escitas vencieron a los Medos del mar Caspio, sin embargo, los medos fueron capaces de reponerse y expulsar a los escitas de Asia occidental, en el 625 a.C. por el rey Ciaxares, obligándoles a pasar el Cáucaso y a instalarse en las estepas del Ponto, hacia finales del mismo siglo.
Hacia el 514 a.C., el rey persa Darío I intenta conquistar Escitia, al mando de un ejército de 700.000 hombres, pasando a Tracia y cruzando el Danubio hacia las estepas rusas, pero sin lograr forzar a los escitas a hacerles frente.
Desde el final del siglo VII al III a.C., los escitas ocuparon la estepa al norte del mar Negro, desde el Don en el este hasta el Danubio en el oeste. Los escitas se dividían en diversas tribus independientes, algunas de las cuales se convirtieron en agricultores, otras se desplazaron hacia el norte del mar de Azov e incluso llegaron la región siberiana de Altai, donde con el tiempo llegaron a ser los escitas orientales o sakas. Pero fue durante el siglo IV a.C, que el reino escita, que se había formado en occidente, alcanzó su mayor desarrollo económico, político, social y cultural. Muchos escitas convertidos en sedentarios agricultores formaban este reino con capital en Panticapeus. El gran rey Atheas unificó todas las tribus escitas y expandió el reino hacia el territorio Tracio. En el 339 a.C. Atheas fue muerto a la edad de 90 años, en una batalla contra Filipo de Macedonia, padre de Alejandro Magno. Pero esto no supuso el fin del reino escita que continuó siendo fuerte durante algún tiempo más, solo bajo la presión conjunta de celtas y tracios por el oeste y sármatas por el este el reino escita desapreció.
Poco después de mediados del siglo IV a.C., los escitas del norte del mar Negro fueron sometidos y prácticamente exterminados por los sármatas, quienes dieron su nombre a la región. En el siglo II a.C., las tribus escitas de Asia central invadieron el Imperio parto, al sureste del mar Caspio. Hacia el 130 a.C., avanzaron hacia el este en el reino de Bactriana, en la región de la actual Afganistán, y durante el siglo I a.C., invadieron el oeste y norte de la India, donde continuaron siendo fuertes durante cinco siglos.
Su habla era una forma del iranio, uno de los grupos del tronco indoeuropeo. Los escitas cuidaban rebaños de caballos, ganado vacuno y ovejas, vivían en carros cubiertos con lonas y fueron conocidos como jinetes y como hábiles arqueros.
Los hombres, a caballo. Las mujeres y los niños, en carros tirados por bueyes. Siempre en busca de pasto para sus rebaños de caballos, vacas y ovejas de los que tomaban la carne y la leche base de su alimentación.
Arco Escita
Su arma legendaria, el arco compuesto, que conseguía una extraordinaria penetrabilidad, solían llevarlo en un estuche de cuero con adornos de oro -de los que se ven algunos ejemplos en Persépolis-, que estaba dotado además con una aljaba capaz de contener hasta 300 flechas.
Jinetes escitas sigloIV, Crimea
Desarrollaron una rica cultura caracterizada por las opulentas tumbas (kurganes) de reyes y nobles y por los objetos de bronce y oro de cuidada técnica y habilidad artística. Amantes del oro, hombres y mujeres solían adornarse con objetos de dicho metal.
Bibliografía:
Autor: Ricardo Santiago Netto. Argentina