Holografía: Introducción al holograma (8° parte)

Aplicación paradigma holográfico

La realidad subatómica como holograma

El sendero que llevó a Bohm a concluir que el universo es un holograma se inició de manera más bien tangencial, al estudiar el ámbito de las partículas subatómicas. Poco después de haber sido establecidos sus principios maestros, la mecánica cuántica se reveló capaz de efectuar una predicción de naturaleza sorprendente. Casi todos hemos oído hablar en alguna ocasión de los casos en que dos hermanos gemelos comparten similares sensaciones por mucha distancia física que exista entre ambos.

Interpretación subatómica como un holograma
Interpretación subatómica como un holograma

De modo curiosamente semejante, las formulaciones matemáticas de la física cuántica llevaron a predecir que cierto tipo de procesos subatómicos son capaces de originar partículas esencialmente "gemelas", esto es, partículas unidas de modo igualmente misterioso, de tal forma que una de ellas registrará siempre y de manera instantánea aquello que le suceda a su gemela con independencia de la distancia existente entre ambas. En términos holográficos, del mismo modo que cada parte del holograma contiene la información relativa al todo, cada miembro de una pareja de partículas gemelas contiene la información relativa a la pareja completa. De acuerdo con Bohm, la aparente conexión más rápida que la luz existente entre partículas subatómicas no es otra cosa que la expresión de un nivel más profundo de la realidad todavía desconocido para nosotros, un nivel holográfico.

El cerebro como holograma

Pribram concluyó que el universo es un holograma mientras trataba de solventar la cuestión de cómo y dónde se almacenan los recuerdos en el cerebro. A lo largo de varias décadas, numerosos estudios habían probado que los recuerdos no se hallan confinados en una región precisa sino que se encuentran diseminados por todo el cerebro. En una serie histórica de experimentos efectuados entre los años veinte y cuarenta de este siglo, el neurólogo Karl Lashley comprobó con sorpresa que la extirpación de sucesivas porciones de cerebro no impedía a una rata efectuar complejas tareas aprendidas antes de las distintas extracciones quirúrgicas. Pribram, antiguo discípulo de Lashley, no encontró respuesta al enigma hasta la década de los sesenta, cuando la lectura de un artículo acerca de la sorprendente y novedosa ciencia holográfica le proporcionó la explicación que andaba buscando. Como ya indicamos, un holograma es una imagen tridimensional confeccionada con la ayuda de un láser. La tridimensionalidad de tales imágenes no constituye la única característica sorprendente de los hologramas. Si partimos por la mitad el holograma de un objeto e iluminamos con un láser las dos mitades resultantes, cada mitad exhibirá la imagen completa del objeto.

Si subdividimos las dos mitades una y otra vez, cada uno de los fragmentos de película fotográfica seguirá mostrando una versión completa aunque, eso sí, más pequeña, de la imagen original. A diferencia de las fotografías convencionales, en el caso de los hologramas cada parte posee la información presente en el todo. Esta idea del todo en cada parte proporcionó a Pribram la explicación que había buscado. Los experimentos de Lashley habían demostrado que cada porción del cerebro parece contener la totalidad de los recuerdos presentes en el cerebro. Ello llevó a Pribram a concluir que el propio cerebro debía ser una especie de holograma. Hoy en día Pribram cree que los recuerdos no se agrupan en neuronas o pequeñas agrupaciones de neuronas, sino en estructuras de impulsos nerviosos que entrecruzan el cerebro de modo similar a como las estructuras laserianas entrecruzan un trozo de película fotográfica que contenga una imagen de naturaleza holográfica. El almacenamiento de la memoria no es el único enigma neurofisiológico que resulta más fácil de abordar mediante el modelo holográfico del cerebro propuesto por Pribram. Una muestra de ello lo constituye la forma en que el cerebro puede traducir la avalancha de frecuencias recibidas a través de los sentidos. la codificación y decodificación de frecuencias es precisamente la especialidad del holograma. De hecho, los neurofisiólogos han descubierto que el cerebro emplea para el descifrado de las percepciones exactamente el mismo lenguaje matemático (conocido como "transformaciones de Joseph Fourier") utilizado en la elaboración de hologramas laserianos. Pribram considera que no sólo se trata de una prueba adicional acerca de la naturaleza holográfica del cerebro sino que de ello se deduce que el cerebro es, en realidad, una especie de lente, una máquina transformadora que convierte la cascada de frecuencias que recibimos a través de los sentidos en el familiar ámbito de nuestras percepciones internas. Dicho de otro modo, los objetos no existen de modo objetivo. Se trata de hologramas creados en el interior de nuestras mentes, mientras que lo que denominamos "mundo exterior" no sería más que un océano fluyente y caleidoscópico de energía y vibración.

El cosmos como holograma

Considerados al unísono, los descubrimientos paralelos de Bohm y Pribram parecen algo más que una sorprendente coincidencia y llevan a pensar que el universo entero acaso no sea más que una especie de holograma gigantesco. Ello no quiere decir que esté formado por rayos láser, sino que posee las propiedades de un holograma. Como ya mencionamos, una razón para tomar la hipótesis holográfica en serio estriba en que ofrece una explicación que resuelve la práctica totalidad de los fenómenos parapsicológicos. En un universo en el que los cerebros individuales constituirían partes indivisibles de un mismo holograma primordial y en el que todo se hallaría conectado de manera holográfica, la telepatía podría ser, simplemente, la puerta de acceso al nivel holográfico. Dicho con otras palabras, en un universo que es un holograma, nuestro cerebro, y de hecho cada neurona y cada átomo de nuestro cerebro, de algún modo contiene el universo entero, al mismo tiempo que todos formamos parte de una mente global. Bohm y Pribram asimismo han apuntado que numerosas experiencias religiosas y/o místicas tales como los sentimientos de comunión trascendental con el universo pueden tener su origen en el acceso al ámbito holográfico. Como estos dos científicos subrayan, las descripciones de los grandes místicos relativas a experimentar una sensación de unidad cósmica con el todo pueden deberse a que estos místicos lograron irrumpir en aquéllas regiones de su mente en las que todo posee efectivamente una cósmica unidad.

Si el físico tuviera razón la realidad sería un todo sin tiempo, sin espacio, "un espectáculo mágico"; y nuestra limitada concepción de mundo: "una ilusión lejana", explica el neurocientífico Karl Pribram, planteos que desde la ciencia física saltan directo a la médula de la filosofía, madre de todas las ciencias.

Interpretación del cosmos como un holograma
Interpretación del cosmos como un holograma

Según menciona Reneé Weber, la estructura de nuestra mente aportaría categorías como frascos en los que colocamos y describimos esa sustancia que es "la realidad real", el orden implicado, como la bautiza Bohm. Por eso no vemos el todo. Sólo seríamos capaces de analizar los frascos que le han dado formas determinadas al vasto mar de realidad. Según Bohm no podemos ver a las cosas en sí, desde nuestra estructura racional que tiene ojos sólo para el llamado orden desplegado, el no real.

La capacidad tridimensional sería otra demostración de nuestra torpeza perceptiva, porque habría infinitas dimensiones en el orden implicado. Sin embargo, Bohm plantea una tremenda diferencia con Kant. Habría una forma de abrir los ojos y entrar en ese todo inagotable. Aquí entra en juego el punto más controversial: La física se mezcla con lo espiritual. La controversial explicación la dio con el concepto físico de la desintegración atómica. El pensador sería como un átomo, e igual a él "forma un conjunto sólido en el tiempo a través de su energía ligada cuando el átomo suelta la energía ligada, la energía resultante, asombrosamente inmensa, se libera". En esa liberación de energía, se "produce el cese de la conciencia como conocedora", y se pasa a través del vacío "que entraña la suspensión de las categorías kantianas y del espacio-tiempo tridimensional", para llegar a una "conciencia directa", que permitiría sumergirse en la realidad total.

Sería la muerte del pensador tridimensional y su renacimiento en otro "orden de cosas", en un dinámico movimiento de creación, disolución y creación incesante como el que sufren los quantum (salto de la energía de un corpúsculo cuando absorbe o emite radiación) de energía. Como si eso fuera poco, Bohm explica que el planteo del "orden implicado" rompe enteramente con el clásico modelo de realidad, construido en base a los aportes de Descartes, Newton y Einstein. Que reconoce las conexiones entre átomos pero siempre afectados por las variables espacio-tiempo. Fascinante, muy atractivo, pero el mundo científico pedía explicaciones. Fue el físico francés Alain Aspect quien hizo a la teoría: realizó en 1.982 un experimento con partículas subatómicas, donde estas partículas podían comunicarse entre sí más allá del espacio en el que se encontraban, más allá de los 20 centímetros, 20 metros o 20 kilómetros que las distanciaban. Intercambiaban información como si nada las separara. No había explicación física tradicional. Bohm creyó que el motivo por el cual las partículas subatómicas quedan en contacto, independientemente de la distancia que las separa, reside en el hecho de que su separación es una ilusión. En un cierto nivel de realidad más profunda, tales partículas no son entidades individuales sino extensiones de un mismo "algo" fundamental.

El holograma de Karl Pibram

Más Allá de la Ciencia.

El holograma de Karl Pibram

La conciencia del siglo XXI

Si a principios de esta década podía decirse que una teoría científica seria representaba la novedosa concepción general de que en el universo todo es vibración, ésta era, sin duda, la del Modelo Holográfico del Cerebro de Karl Pribram, según la cual a partir de las frecuencias vibratorias que entran a través de los canales sensoriales, el cerebro crea el espacio, el tiempo, los objetos y la realidad exterior misma. Esto ha conducido a la conocida hipérbole de que los acontecimientos que definen la actividad cerebral están fuera del espacio-tiempo.

Ahora, enriqueciendo nuestro sedentario pensar lógico con una paradoja más a la que acostumbrarnos, se nos precisa que tenemos que alejarnos aún más del contexto bienpensante de las categorías espacio-temporales de referencia para adentrarnos resueltamente en el dominio siempre enigmático de la Mecánica Cuántica y de unas extrañas estructuras microtubulares del cerebro para llegar a comprender -algún día las claves de algo que está más allá del cerebro: La conciencia del siglo XXI.

El laboratorio del cerebro holográfico y otras paradojas

Es bien sabido de nuestros lectores que, a principios de la década de los años 70, el neurofisiólogo Karl Pribram, norteamericano de origen vienés, en aquel entonces investigador del Centro de Estudios Avanzados y de /as Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Stanford (California), elaboró una teoría holográfica del funcionamiento cerebral que da cuenta de algunos hechos establecidos en el estudio de la memoria: el conocido Modelo Holográfico del Cerebro.

En pocos años, la aptitud de este modelo para convertirse en metáfora útil en diversas ramas del conocimiento humano y sugerir nuevas conexiones entre sus conceptos, así como evidenciar una estructura común entre distintas disciplinas, hizo que el modelo se convirtiera en lo que llegó a ser considerado como el Paradigma Holográfico, es decir, una norma de conducta, un estilo del pensamiento común a ellas.

Hoy día el frente de las investigaciones ha avanzado aún más en el conocido Centro de Investigaciones del Cerebro y de las Ciencias de la Información, donde ahora tiene su cuartel general Karl Pibram, en Redford, un casi idílico pueblecito universitario de las inmediaciones de la cadena montañosa de los Apalaches en el estado norteamericano de Virginia.

El nacimiento de un modelo

Pero tracemos la órbita que ha conducido del Holograma a la Mecánica Cuántica. Y recordemos que el concatenamiento de ideas y descubrimientos que vinieron a culminar con el paradigma holográfico comenzó a principios de siglo con el famoso biólogo C. Scheider quien, en 1.905, sugiriera que la percepción es forma, y la forma es percepción, de manera análoga a como nuestro cuerpo es formado según la monogénesis del embrión. Décadas después, el neurocientífico Karl Lashley, del que llegó a ser discípulo Pribram, planteó que las líneas de fuerza según las que se desarrolla el embrión pueden formar patrones de interferencia. Sin embargo, aunque estas dos ideas señalaban que existía una relación entre patrones de interferencia e imágenes, Pribram aún no sabía cómo se podían obtener imágenes a partir de los primeros. Luego, en 1.947, surgió la ciencia matemática de los hologramas a manos del científico húngaro Dennis Gabor; y ello era precisamente lo que necesitaba Pribram. Sus ecuaciones abstractas vinieron concretizarse tecnológicamente primero con el láser, y fuego, y en 1.965, con el invento del holograma por Emmet Leith y Juris Upatnicl, como una realización tecnológica del láser. Ya estaban, pues, las premisas, pero el momento del descubrimiento crucial de Pribram aún no había llegado. Finalmente, en 1.969 leyendo un artículo de divulgación científica en Scientific American que describía el efecto holográfico, Pribram dio con lo que le faltaba a Lashley y dedujo que la memoria queda almacenada en el cerebro como un holograma. Nacía así el modelo holográfico del cerebro.

Nacimiento de un paradigma

Después de veinte años de variadísimas y rigurosas investigaciones, se puede afirmar que el modelo holográfico del cerebro que introdujere Pribram se ha convertido, incluso, en un nuevo paradigma: el Paradigma Holográfico. Este último, aunque como toda teoría humana, no da respuesta a todos los interrogantes plantea, sin embargo múltiples conjeturas en diversos dominios de las actividades humanas y nos ofrece une visión global de la realidad más acorde con el desarrollo de la nueva ciencia y con el mundo en que vivimos. Otro éxito atribuido a este modelo es que ha promovido una sostenida reflexión, a nivel mundial respecto a la interfase entre ciencia y religión. Algunos de los investigadores subyugados por este paradigma han llegado a afirmar que, sin un fundamento trascendental, es imposible comprender los resultados obtenidos en experimentos de laboratorio.

Antecedentes históricos del paradigma holográfico

Cuando un paradigma está en proceso de transformación, como es ahora el caso, la ciencia suele revisar conceptos que con anterioridad habían sido descartados. Así, en el siglo XVII, Leibnitz, en su Sistema de Armonía Preestablecida, postulaba que el universo estaba formado por monadas, unidades trascendentales que incorporaban en sí mismas la información del Todo, y que el comportamiento exquisitamente bien ordenado de la luz escondía una estructura ordenada de la realidad. ¿Un orden implícito, como postula actualmente David Bohm? Probablemente.

Pero ¿cómo puede ser que estas ideas -que tan preclaramente prefiguraban el modelo holográfico del universo y su orden implícito, hayan surgido cientos de años antes de que existieran las técnicas matemáticas para expresarlas y estudiarlas? ¿Acaso se trata de la omnipresencia de la memoria transhistórica de la humanidad, el conocimiento eterno? O quizá es que, como afirmara el mismo Pribram, en el estado holográfico de la materia -en el dominio frecuencial-, no hay tiempo y 4.000 años atrás es mañana. ¿O es que quizá, en el reino cuántico de las vibraciones, el conocimiento llegaría … del futuro?

Alcance del paradigma holográfico

El paradigma holográfico ha tenido una contundente repercusión sobre el potencial del hombre para determinar la realidad en la que está inmerso. Y aunque no se haga mención explícita de sus pareceres, su presencia se detecta en distintas ramas del saber humano; a saber, y entre otras, en la educación, en la salud, en la psicoterapia, en la transformación personal, en la filosofía y en la evolución, en el arte, en la genética y hasta en la parapsicología (ver recuadro).

Según Pribram, el éxito mundial y la envergadura planetaria de este paradigma se debe a que su formulación responde a una necesidad del espíritu humano en estas coordenadas espacio-temporales y sociales en las que vivimos. En el modelo holográfico subyace un hambre ontológica de unidad, de totalidad, de holismo, por emplear una palabra ya acuñada. El paradigma holográfico sugiere que la dinámica de la vida es no-lineal, de modo parecido a los sueños, a los momentos en que se experimentan emociones fuertes o en los momentos de Iluminación, en los que, en un instante, comprendemos cosas que de otro modo hubiera necesitado horas y horas de paciente trabajo. La no linealidad del estilo de vida asociado con la idea de holograma es percibida como si fuera una tabla de salvación para el ser humano hambriento de unidad ontológica, de totalidad.

El paradigma holográfico

Además, permite ser creativo pues va más allá de los límites esquizoides de la noción de karma o ley de causa y efecto, que ilustra como nada la linealidad en ese proceso que llamamos vida para sustituirlo por un esquema reticular de relaciones y vínculos entre acontecimientos que forman una red, en la que varias "causas" pueden tener un efecto común y una causa puede dar lugar a varios efectos distintos. Esto amplía nuestra visión del mundo y la hace más incluyente, más global, a la vez que nos hace más responsables al hacernos conscientes de toda una red de individuos y acontecimientos que se ínter determina en todo momento del tiempo.

Compendio del alcance

En la Educación. Los educadores han sabido siempre que la ansiedad afecta la capacidad de aprender de un alumno De esa manera, el modelo holográfico del cerebro que considera a éste como un analizador complejo de frecuencias, permite comprender las diferencias individuales de estilo de aprendizaje y permite comprender qué métodos de enseñanza, como la meditación, el biofeedback y la sugestología, pueden generar estados armoniosos más relajados en los estudiantes, permitiéndoles elevar su nivel de asimilación.

En la Salud. Una vez que se sabe que el ser humano tiene acceso completo al dominio de la realidad que crea la enfermedad o el bienestar, queda establecida la importancia que para la salud tiene la responsabilidad individual. Esto, sin embargo, no quiere decir que los factores medioambientales, tales como nutrientes, luz, ionización del aire o el sonido no sean importantes para la salud. Las terapias que combinan la visualización con ciertos estados de conciencia -como el entrenamiento autógeno, la meditación, la hipnosis o la psicosíntesis- tienen mucho sentido.

En la Psicoterapia y la Religión. Las descripciones de una sensación de flujo-como en el amor, la alegría, la seguridad y el proceso creativo- en realidad pueden estar reflejando estados de conciencia en resonancia con el aspecto "ondulatorio" holístico de la realidad. La ansiedad, la ira y la angustia representarían estados fragmentados de la conciencia.

Transformación Personal. Las investigaciones de la conciencia ya han establecido una correlación entre el cerebro límbico y ese tipo de experiencias.

El término "trascendencia" puede ser una descripción literal -cierto tipo de relación de fase entre dos procesos cerebrales que generalmente son considerados como mutuamente exclusivos: lo analítico y lo holístico (como partículas y ondas)-. Lo intelectual y lo intuitivo.

La Atención. ¿Acaso un estado de atención verdaderamente enfocada está relacionado con un estado de armonía universal? La atención esconde secretos que no se comprenden bien.

Algunos pacientes de biofeedback se curan sus migrañas elevando la temperatura de sus manos y otros lo hacen haciéndola bajar. Los investigadores están llegando a creer que el acto de atención puede que sea más importante que el aprendizaje mismo del autocontrol fisiológico.

Filosofía y Evolución. La idea de Pierre Teilhard de Chardin sobre una noosfera -la red planetaria invisible de la conciencia en evolución es interesante a la luz de la teoría holográfica. También lo es la añeja noción esotérica de que existen otras dimensiones de la realidad en frecuencias que normalmente no nos son perceptibles.

El Arte. Los universales de las cualidades estéticas podrían reflejar simetrías, frecuencias y relaciones de fase subyacentes a las que nuestros cerebros responden. La música clásica se usa cada vez más para alterar la conciencia; incluso un físico ha especulado que los grandes acordes de Beethoven son capaces de activar los chacras.

Genética. McKenna planteó en su libro El paisaje invisible que el ADN y partículas subatómicas, operan de acuerdo con los principios holográficos.

Parapsicología. Los científicos comienzan a aplicar las paradojas cuánticas al estudio de los fenómenos psíquicos. Dolgoff plantea que sus experiencias a finales de los 60, demuestran que no hay transferencia de energía en los fenómenos psíquicos, confirman la naturaleza holográfica de la realidad, pues nada se mueve de un lado a otro, simplemente porque en el estado holográfico de la materia no existe el otro lado.

Excesos de una idea

El mal -en el sentido maniqueo de la palabra- que puede haber provocado esta entusiasta actividad se deriva -como dijera Pribram- de que "si el hombre pudiera pensar claramente, si pudiera aplicar los conceptos a un asunto y discriminar lo que no sabe con respecto a lo demás, entonces podría decir: bueno, vamos a dejar abiertas esas otras cuestiones que ignoramos a ver si, en efecto, se les puede aplicar el concepto o no. Sin embargo, así no es como funciona el mundo. Todos se suben al tren en marcha del razonamiento paradójico, mandálico, y van siguiendo la inercia por los mismos carriles con un gran impulso". Y agrega: "Entonces comienzan a funcionar los medios de comunicación, todo el mundo saca las banderas y grita, en lugar de meditar sosegada y calmadamente. Al mismo tiempo, muchos empiezan a pensar que puede haber problemas por acá o por allá en cuanto a la aplicación del nuevo paradigma, etc. Luego, poco a poco, la hipérbole popular pasa a ser un paradigma establecido y van emergiendo otras ideas para resolver algunas dificultades que surgen, para explicar las cosas, y así se va conformando el nuevo paradigma".

¿Qué es un holograma?

Recordemos que un holograma, esa maravilla que ahora es tan común y nos lo encontramos hasta envolviendo caramelos y otras chucherías para niños, es, como saben los lectores, como una fotografía tridimensional, o más bien, como se dice hoy en día, un sistema óptico -sin lentes- de almacenamiento y recuperación de la información. Su peculiaridad reside en que toda la imagen se encuentra en cualquier parte del soporte fotosensible -el análogo de la película fotográfica de y las fotos clásicas bidimensionales- de forma que si se parte una imagen por la mitad, en cada una de las dos mitades aparecerá la imagen original ¡entera! El fundamento teórico de esta maravilLa es el concepto de patrón de interferencias.

Holograma

La forma más accesible de visualizar este último concepto es la ofrecida por el panorama que se observa cuando se lanzan simultáneamente dos o más piedras sobre la superficie de un estanque en calma.

Cada una de las piedras produce ondas concéntricas que se desplazan hacia el borde del estanque; pues bien, el patrón geométrico resultante del choque entre sí de esas olas es un patrón de interferencias. De forma similar, la placa en la que se graba el holograma recoge un patrón de interferencias, formadas por el entrechocar de ondas luminosas; en este caso, si se observara directamente una placa holográfica lo que se vería sería sólo eso: un patrón difuso, un caos luminoso sin ningún sentido ni forma. La astucia de los inventores de la fotografía holográfica, Leith y Upatnicks, consistió en emplear un rayo de luz coherente -un láser- para hacer que surja, de entre esa confusión luminosa, la imagen nítida y tridimensional del objeto que se fotografió. De esa manera, toda existencia se debe a un patrón de interferencias vivificadas en el cerebro, por lo que se podría Llamar el rayo láser de la voluntad, que actuaría a nivel de los campos receptivos de las neuronas individuales del sistema visual y hasta, en cierta manera, de los sistemas de los demás sentidos. En ese aspecto, puede decirse que el cerebro crea la realidad.

El paradigma post holográfico

Pero, como ocurre en otros dominios de la actividad humana, en especial la tecnológica, en los que apenas hecho un descubrimiento ya se le considera obsoleto y se comienza a buscar un sustituto, hoy ya se está buscando una generalización que incluya al paradigma holográfico como un caso especial, de manera muy análoga a como la teoría de la Relatividad tiene como caso especial a la mecánica de Newton.

Así, a principios de los noventa comenzaban a vislumbrarse ya nuevas tendencias que apuntaban hacia la aparición en breve tiempo -al menos así se estimaba, en el ardor del entusiasmo- de un nuevo paradigma más allá del Paradigma Holográfico. Pribram mismo siempre había dicho que hay muchísimos elementos en el cerebro que no tienen nada que ver con el modelo holográfico, como son las conexiones entre los lóbulos, y los hemisferios, el surgimiento del acto de conciencia y, en particular, de la Intuición, ese imponderable salto cuántico de la Inteligencia. De hecho, hoy en día cada vez se delinean más nítidamente los contornos de lo que, generalizando, se puede catalogar como el paradigma postholográfico. Éste parece que ha de incluir, en primer lugar, a la Teoría del Caos del premio Nóbel Ilya Prigogine, concretamente la Teoría de las estructuras disipativas, que permite entender mejor el surgimiento de ciertos patrones de comportamiento y aprendizaje, revelando que la organización es un recurso más eficiente a la hora del aprendizaje que los incentivos materiales o emocionales. Estas investigaciones tienen lugar en el Departamento del Caos, del Centro de Investigaciones del Cerebro, donde un equipo multidisciplinario aplica diversos modelos surgidos de esta disciplina, en conjunción con el modelo holográfico, para entrar en lo que se denomina la estructura fina del funcionamiento cerebral.

Existe una analogía entre el surgimiento de la imagen a partir del caos del patrón de interferencias, propio de un holograma, y la formación de una "estructura disipativa" en el sentido de Prigogine. En segundo lugar -o, a la larga, quizá haya de resultar que en primer puesto- el paradigma post-holográfico ha de incluir las aplicaciones de la Mecánica Cuántica al estudio del cerebro, cosa que ya está teniendo lugar con el estudio de ciertas funciones a niveles microscópicos que hasta ahora nunca habían podido ser alcanzados. Estos avances en el plano paradigmático están teniendo lugar a medida que se da respuesta a diversas incógnitas sobre la relación del cerebro con el medio ambiente.

El cerebro post holográfico

Actualmente, el trabajo del Centro de Investigaciones del Cerebro está dirigido a llenar dos vacíos básicos que ya señalara el célebre conductista Burrhus Frederic Skinner un año antes de su muerte, a saber, el vacío existente entre el estímulo proveniente del medio ambiente y la respuesta del organismo, y el vacío entre las consecuencias y las correspondientes modificaciones de la conducta.

Con este fin, Pribram ha organizado una serie de conferencias anuales, las Appalachian Conferences on Behavioural Neurodynamics, que comenzaron en 1.992 en la Universidad de Radford bajo los auspicios de la Sociedad Internacional de Redes Nerviosas (International Neural Networks Society - INNS), que han gozado con la participación de destacados fisicomatemáticos, neurofisiólogos, neuropsicólogos y filósofos. Estos quehaceres -por poco que se hiperbolicen en una metáfora popular, de las del tipo que ahora, después de haber pasado por los excesos del Modelo Holográfico del Cerebro, el mismo Pribram evita utilizar demasiado- giran en torno a lo que se puede llamar el Modelo Cuántico del Cerebro.

Entre el estímulo y la respuesta

Desde 1.992 se están celebrando en la Universidad de Radford conferencias anuales organizadas por el Centro de Investigaciones del Cerebro de Karl Pribram. Las primeras tres conferencias fueron dedicadas a llenar el primer vacío mencionado en el texto -entre el estímulo y la respuesta-, y se basaron en el trabajo de Pribram de 1.991, "Cerebro y percepción: holonomía y estructura en el procesamiento de imágenes", donde Pribram analiza la contribución de cada estructura cerebral al proceso perceptivo, desde la retina hasta la corteza frontal, en el marco de diversos modelos matemáticos. La primera de estas conferencias se centró alrededor de ciertos modelos novedosísimos de la Mecánica Cuántica para dar cuenta de los niveles de procesamiento dendrítico y nanoneurológico de la función perpetual. El título de la conferencia fue "Nueva visión de las redes neurológicas: campos cuánticos y datos biológicos".

La segunda conferencia fue una continuación de la primera y se concentró en los mecanismos de creación de imágenes. Su título fue "Orígenes: el cerebro y la auto-organización". La tercera refleja en su título el interés y el propósito global de esta serie de conferencias: "¿Acaso el cerebro es demasiado importante para dejar que los especialistas lo estudien?"

Finalmente, en 1.995, en la cuarta conferencia, comienzan a llenar el segundo vacío que señalara Skinner, a y saber, la interfase entre las consecuencias y la modificación correspondiente de la conducta. Su título es "La motivación del aprendizaje es la auto-organización".

Holograma

Del cerebro holgráfico al cerebro cuántico

Hay ciertos inventos o descubrimientos que conciernen a todos los hombres y todo conduce a pensar que, en los momentos en que la humanidad lo necesita -en que o bien está extenuada por las vivencias sangrientas, como en el caso del período subsiguiente a la primera guerra mundial, o bien cuando la sociedad se está desmoronando, como ocurrió en EE.UU. en la década de los años 70, al consolidarse la primera gran ruptura generacional total iniciada en los increíbles años 60- de pronto, de lo más profundo de esas espesas tinieblas, surge una idea luminosa que viene a traer solaz a la mente agobiada de los hombres. Así, por ejemplo, en 1.916 se confirmó una de las predicciones más espectaculares de la Teoría de la Relatividad de Einstein durante el famoso eclipse total de sol, cuando se comprobó que la luz de las estrellas se curva al pasar cerca de un astro como el Sol. El hombre, agobiado por la separación de la guerra y el horror de las trincheras, levantó esperanzado la vista y la dirigió hacia las estrellas, de donde tenía la confirmación de una teoría de un judío alemán, obtenida por científicos norteamericanos e ingleses, todos ellos unidos por la ciencia. El segundo caso fue el descubrimiento de Pribram: ¡el cerebro es una entidad holográfica que interpreta un universo holográfico!

Ahora, en medio de esta crisis perenne de fin de siglo y de milenio en que las rudezas de la realidad se empecinan en mantenernos las narices y la vista pegadas al suelo, dejándonos apenas respirar, el alma colectiva de la humanidad vibra en espera ardorosa por una nueva teoría, un nuevo descubrimiento, una nueva explicación que le permita adquirir una inédita perspectiva de la realidad y realizar y tomar un respiro en la inescapable rueda del destino. ¿Será esta nueva explicación el ya mencionado paradigma postholográfico del cerebro cuántíco?

El modelo cuántico de la conciencia, coherencia y microtubulos

El modelo holográfico del cerebro de Pribram planteaba que, a nivel del contacto entre las dendritas de las neuronas, tiene lugar una interferencia de ondas electromagnéticas que da lugar al mecanismo holográfico de representación de la memoria. Pero, desde aquel entonces, en definitiva primitivo, los avances en el estudio de la conciencia han alcanzado cotas antes sólo vistas en los relatos de ciencia ficción.

Los foros científicos hierven con una nueva idea: los conductores de la conciencia son unas estructuras microtubulares de proteínas -los microtúbulos- alojadas en el citoplasma por todo el cuerpo y, en particular, en el cerebro, en las neuronas. Los microtúbulos, que tienen un diámetro de 3 millonésimas de centímetro, se comportan de manera inusual, alrededor y dentro de las células, sirviendo de esqueleto de éstas y conduciendo señales químicas. Según Stuar Hameroff, un anestesiólogo de la Universidad de Arizona, este cito esqueleto también conduce lo: impulsos nerviosos de una céluLa a otra, constituyendo de esa manera los caminos de la conciencia Según este anestesiólogo, pues, la red de mícrofibulos dentro de la red neuronal sería el escenario donde se desempeña el drama cuántico de la conciencia. Pero ¿cómo surge la conciencia y qué mecanismo permite que se transmita? El arquitecto de la idea predominante hoy en día es el físico y matemático Roger Penrose, de la Universidad de Oxford, Inglaterra -especialista en relatividad global y cosmología, de la talla de un Stephen William Hawking- quien postula que la conciencia es el producto de un fenómeno de coherencia cuántica en el cerebro -la misma coherencia de la luz de la que consiste un rayo láser.

La conciencia se transmitiría, pues, como rayos de luz coherente que corren a lo largo del laberinto de microtúbulos que sustenta y permea a todas las células del cerebro. En ese sentido, el cerebro se parecería a un ordenador óptico que, en vez de servirse de impulsos eléctricos para transmitir la información, se sirve de luz coherente, es decir, de rayos láser que transmiten no Información, sino Conciencia, que es algo más que lo anterior.

Eventualmente, ambos creadores se conocieron y del maridaje de sus ideas surgió el primer Modelo Cuántico del Cerebro, que da cuenta de la aparición del fenómeno de la Conciencia y de su transmisión. No debe ser confundido con el Modelo Holográfico, que da cuenta sólo del fenómeno de la Memoria, de la formación de imágenes.

Hay que decir que la idea del empleo de la Mecánica Cuántica en el cerebro no es nueva, pero éste es el primer modelo que describe adecuadamente qué es lo que sucede a nivel celular. Los aspectos de la conciencia que se ven reflejados en él tienen que ver con los atributos no computables, no algorítmicos, de la conciencia, como la estética y la intuición, lo que confirma que el cerebro es un sistema dinámico complejo y no un simple procesador de información, como hasta ahora querían los especialistas en Inteligencia Artificial en su afán por construir una mente artificial. Por otra parte, hay una distinción entre impulso nervioso y actividad eléctrica, y entre éstos e información.

Pribram explica, no sin un cierto matiz humorístico, que incluso cualidades complejas de la conciencia como el amor o las pizzas de chorizo, puede ser consideradas como combinaciones de campos bosónicos (como los fonónicos o campos de resonancias, muy efímeros, o los fotónicos o campo asociado a la luz, eternos) que en su calidad de estados cuánticos macroscópicos del cerebro tienen propiedades que pueden dar cuenta de fenómenos psicológicos como son el Yo y el libre albedrío.

Los descubrimientos científicos relacionados con la comprensión del cerebro

El cerebro cuántico puerta de entrada a los universos paralelos

Ya en el borde de lo que el sentido común se resigna a aceptar, el neurocientífico G. G. Globus plantea que todos los mundos posibles -en el sentido de los universos paralelos de Everett, Wheeler y otros- están dentro del cerebro, en ese enigmático estado de latencia que es conocido como la superposición cuántica.

Según su teoría, el mecanismo de la percepción selecciona un mundo de entre los que conforman el "holomundo" del inconsciente universal y lo trae a la conciencia, lo realiza. Esa realización -esa materialización, diría yo-, es el famoso colapso de la función de ondas que se nos presenta como un proceso de selección de estos mundos a priori -o implícitos, como decía David Bohm-.Uno de los problemas que inquietan a muchos es cómo este modelo puede asegurar que dicha selección sea común a todos los seres vivientes, es decir, cómo es que todos, al menos aparentemente, participamos del mismo mundo. Según el neurofisiólogo mexicano Jacobo Grinberg Zylberbaum, íntimo amigo y colega de Pribram, esto sería así ya que sus experimentos muestran que todos los cerebros están suprafísicamente conectados entre sí y formarían un gigantesco cerebro iluminado por una Mente Colectiva …

Otra de las predicciones sorprendentes es que la alquimia cerebral de los universos paralelos tiene lugar sólo en un estado de perfecto aislamiento debido á la dualidad cuántica entre observador y observado, producto de que, como especulan los científicos de la mente y del cerebro, este último es lo que se considera un Ordenador Cuántico.

Esta condición de aislamiento, de soledad, sugiere precisamente una subjetividad inaccesible a la observación externa, característica propia de la conciencia, y daría cuenta de los fallos de los experimentos de laboratorios que tratan de repetir, corroborar, comprobar la presencia de facultades psíquicas en los sujetos. También explicaría brillantemente aquello de que "en silencio ha tenido que ser", tan propio de los maestros sufíes que rehúyen la palabra, las explicaciones, a la hora de enseñar, de transmitir un conocimiento … O sería la reivindicación de Carlos Castaneda con su conocimiento silencioso …

Estas son, en definitiva, algunas de las avanzadas teorías que se postulan en el Centro de Investigaciones del Cerebro y de las Ciencias de la Información de Karl Pribram. El tiempo nos dirá si son correctas.

Holograma

Bibliografía:

Editor: Ricardo Santiago Netto (Administrador de Fisicanet).

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